Nuestra Parroquia ha acogido en la tarde del pasado viernes 26 de febrero el tercer y último día de la actividad Los viernes hablamos de misericordia… en esta ocasión con la intervención del canónigo penitenciario de la Diócesis Don Micael Hellín Velasco, que habló sobre «La experiencia de la misericordia en el sacramento de la Penitencia».
Comenzó con unas palabras de la Bula de convocación del Año de la Misericordia del Papa Francisco: «Quiero que la experiencia de Dios no deje a nadie indiferente» (cf. MV, 19), para mostrar que ante todo en el sacramento de la penitencia se trata de experimentar que Dios es bueno conmigo.
Trajo a colación el texto de Mc 2, 1-12 que habla de la curación del paralítico, para poner de relieve la frase expresada por los acompañantes del enfermo cuando Jesús perdona sus pecados antes de la curación milagrosa: «nunca hemos visto una cosa igual» (que un hombre perdone los pecados).
Para Jesús el mayor mal del hombre es el pecado; el pecado es ponernos en contra de lo que Dios quiere para nosotros. El pecado es malo y hace mal. Cristo ha venido para quitar el pecado del mundo, ya que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo. Así, Jesucristo con su nacimiento, pasión, muerte y resurrección, y con el envío del Espíritu Santo nos ha metido en esa lógica de vida eterna.
La pregunta es evidente: ¿Por qué he de confesar mis pecados? Porque voy a buscar el perdón de Dios y un sacerdote nos hace comprender personalmente el perdón de Dios, ya que la lógica de la encarnación nos acerca a Dios a nuestra vida. Por eso hemos de descubrir al Dios cercano que se pone a nuestro nivel, porque la misericordia se acerca a la miseria.
Así los cristianos, como dice San Pablo, «hemos conocido el amor que DIos nos tiene y hemos creído en él».
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