En el día de ayer, domingo 12 de noviembre, vivimos una jornada intensa de oración y de solidaridad con el drama de los refugiados. La Cruz de Lampedusa, presente en nuestra parroquia, ha sido un revulsivo y un acicate para seguir luchando por la dignidad de cada ser humano. La cruz nos habla de muerte, pero para un cristiano siempre hay vida y vida abundante.
La Diócesis de Burgos ha recibido la Cruz de Lampedusa, que recorre España tras haberlo hecho por Italia. Está hecha con maderas de barcazas que han naufragado en el Mediterráneo portando personas que pretendían alcanzar una mejor vida en el continente Europeo.
Por deseo expreso del Papa Francisco, la Cruz está recorriendo el mundo para recordar el drama de las migraciones y la muerte de tantos refugiados.
Este domingo, nosotros hemos estado cerca de ellos.
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