Elena Peña González es catequista en nuestra parroquia de San Martín de Porres. Pertenece a La Alianza en Jesús por María, instituto secular femenino fundado en 1925 por Antonio Amundarain Garmendia. Su carisma es hacer presente en el mundo el rostro virgen de Cristo, como una llamada al amor total, que nos lleva a la opción de un estilo de vida marcado por la respuesta personal de amar sin límites a Jesucristo y, desde Él, a toda la humanidad.
Preséntate, ¿quién eres? ¿A quién das catequesis? ¿Cuánto tiempo llevas?
Soy Elena Peña, tengo 66 años. Este año doy catequesis de Iniciación Cristiana a los niños que están en segundo de primaria. Tengo un grupo grande de niños y niñas con muchas inquietudes cristianas. Este es mi segundo año en la parroquia.
¿Cómo surgió la idea de dar catequesis en la parroquia de San Martín de Porres?
Fue una propuesta inesperada. Habitualmente, todos los lunes del curso, modero con otra compañera el Grupo de Oración de la parroquia: un espacio donde compartir con otros la oración personal. Estoy muy contenta de poder ayudar. Fueron los sacerdotes, ante la necesidad de catequistas quienes se fijaron en mí. Yo creo que fue el Señor a través de ellos. Lo pensé y dije: «aquí me tienes, Señor».
¿Cómo vives la vocación en la iglesia?
Lo vivo desde la colaboración con la Iglesia, que es madre y me mima y me da la vida. Es un momento de actualización de la fe y de volver a hablar a los niños explícitamente del Evangelio de Jesús. Me gusta participar de la vivencia de los niños: llena mucho el corazón.
¿Cómo son los niños y jóvenes de hoy?
Los niños son hijos de sus familias, de las familias de hoy, y de la sociedad en la que vivimos. Hay muchas necesidades en las casas, pero hay también mucho esfuerzo detrás. Esfuerzo de los padres que quieren lo mejor para ellos. Los niños tienen el mundo por delante, no piensan en el futuro. Viven el presente con muchas ganas. Por eso, tienen ganas de conocer a Jesús.
Lo que más te gusta de esta tarea…
Quisiera que los niños me recuerden como una persona que pasó por sus vidas haciendo el bien. Con eso me conformo. Disfruto con ellos y les quiero. ¿Se puede pedir algo más?
Gracias Elena por tus palabras. Nos llenas de alegría tu testimonio. Ojalá Dios ponga en tus labios palabras y en tu corazón sentimientos, para seguir dándole a conocer.
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