Hay enigmas difíciles de resolver, como «qué es antes el huevo o la gallina». Hay preguntas que no tienen respuesta. Hay cuestiones que nos interrogan. Hay cosas que sabemos y se nos olvidan. Muchas preguntas y muchas respuestas.
En el Cenáculo del pasado viernes hemos podido ver que Jesús es la respuesta a muchas de las preguntas que nos hacemos. En él no hay silencios que otorgan; en él solo hay palabras y hechos que iluminan.
Nosotros conocemos CUÁL ES LA RESPUESTA… ¿te atreves a buscarla?
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