Ayer 18 de marzo, celebramos el Día del Seminario. Este año hemos contado con la experiencia de Isaac como diácono, que nos ha transmitido la alegría de la vocación sacerdotal, de cómo él se sintió desde el principio acompañado y cómo quiere acompañar a los que la Iglesia le encomienda ahora. El coro de familias, con los cantos, nos fue adentrando en el eje fundamental de este pasado quinto domingo de Cuaresma: «Si el grano de trigo muere, da mucho fruto».
En la homilía Don Diego nos puso el ejemplo del imán. Un imán siempre tiene mucha fuerza y atrae objeto hacia sí. La fuerza del amor de Jesús en la cruz, entregado hasta el extremo, sí que atrae a muchos. Los ha atraído, los atrae y los atraerá. Jesús en la cruz nos perdona y nos reconcilia si sabemos abrir los ojos de la cara para reconocerlo y los del corazón para acogerlo. Los niños nos hicieron un baile y lo hicieron fenomenal.
Gracias Isaac por acompañarnos. Al coro por animarnos. A los niños por ayudarnos. A Ana por prepararlos. A todos por asistir y rezar a nuestro lado.
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