El pasado viernes fue un día para juntarnos en convivencia con estas personas del Grupo de Mantenimiento de la Parroquia que, desde la sencillez, la constancia y la humildad, hacen que nuestro templo esté ordenado y que muestre, ante todos los feligreses, la mejor de sus caras.
Con la limpieza, el cuidado de las ropas litúrgicas, los adornos florales… hacen que nuestro templo sea un lugar de encuentro cercano con Dios y con los demás.
Gracias a personas como ellas, la Iglesia es signo del Reino.

Son más que un grupo. Son una familia que viven la Parroquia como su propio hogar donde vienen y van, donde comparten y se sienten Iglesia. Para ellas nuestras más reconocidas gracias.