Los domingos en nuestra parroquia no son días cualquiera. Celebramos una fiesta con Jesucristo en «el Día del Señor», junto a los otros cristianos de nuestra comunidad.
El domingo pasado nos pudimos ver reflejados en el ciego Bartimeo: un hombre sentado al borde del camino que, al escuchar a Jesús que pasaba por allí, suelta el manto y le pide que tenga compasión de él. Jesús le pregunta qué quería que Él hiciera… «que vea», respondió el ciego.
En la Eucaristía, don Diego nos mostró, a través de una dinámica, que para encontrarse con Jesús hay que estar cerca de él y es necesario atinar con las gafas precisas para verle. No todo vale para encontrarse con Jesús; hay acercamientos que no son tales y otros que sí llevan al encuentro. Nuestros compañeros de Primero de Confirmación nos ayudaron a vivir mejor la Eucaristía con su catequista Rosa.
Al terminar la celebración pudimos, como cada domingo, compartir un tiempo juntos en el ágape parroquial. Así, la mañana del domingo, es una mañana especial para todos los cristianos que nos reunimos a celebrar la fe.
Gracias a todos por hacer del domingo el día más importante. Sois un REGALO para toda la comunidad.
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