Continuamos trabajando juntos. Ayer por la tarde volvíamos a encontrarnos para seguir compartiendo y creciendo. La dinámica era bien sencilla e importante. Nos centrábamos en la excepcionalidad del grupo, de todo grupo en cuanto tal.
Todos hemos tenido experiencia de convivir en grupo. Nacemos en una familia, que es un grupo; vivimos en una sociedad, que también es un grupo de personas… asistimos a diversos grupos: clases, trabajos, universidad, peña, equipo…
Cada grupo tiene su idiosincrasia. De hecho, el grupo identifica a cada uno de los miembros y cada miembro, es miembro al ser parte de un todo. No hay profesor sin alumnos y, tampoco, hay alumnos sin profesor.
Nuestro Grupo de Vida, que iniciamos hace unas semanas, pretende ser un grupo dinamizador de nuestra comunidad cristiana; un grupo donde podamos aportar lo mejor de nosotros mismos en beneficio de nuestra parroquia; un grupo donde los que nos vean encuentren el punto de referencia que buscan.«Uno para todos y todos para uno». O mejor: «sed uno para que el mundo crea».
¡Hasta la próxima!
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