En nuestra parroquia lo celebramos de modo particular. Visualmente enseguida vimos que hay diferencias entre «un rey» y «otro Rey». Los dos tienen trono, pero el de uno es un gran sillón y el del Otro una cruz; ambos llevan corona, uno de oro y el Otro de espinas; el uno tiene un cetro, el Otro sus manos clavadas; finalmente, un rey viste con amplios ropajes y el otro Rey sin nada. El Reino de Jesús es eterno y quiere reinar en cada uno de los hombres. Este es el gran regalo: que Cristo sea cada vez mayor en nuestra vida.
Este domingo nos ayudaron a celebrar mejor la Eucaristía nuestros compañeros del Despertar Religioso. Lo hicieron muy bien y ya nos han dicho que cuándo repiten…
La Misa del domingo sigue siendo el encuentro de toda nuestra comunidad en torno a una mesa en la que todos tenemos un sitio. ¡También tú lo tienes!
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