La Eucaristía es el sacramento en el que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La Eucaristía es el alimento del alma. Así como nuestro cuerpo necesita comer para vivir, para no estar débil sino fuerte, para no estar enfermo sino sano… así nuestra alma necesita comulgar para estar sana y fuerte. Cristo mismo dijo: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré el último día».
Muchas veces tenemos ganas de ser muy buenos, pero luego vienen los problemas de la vida y entonces nuestros buenas deseos se esfuman. Nos desanimamos, nos volvemos tibios y hasta pecamos. No bastan nuestras fuerzas, necesitamos tomar fuerza de Jesús, divino alimento del alma.
Este pasado lunes 26 de noviembre celebrábamos una preciosa y entrañable Eucaristía Catequizada, donde nuestros niños han entendido un poco mejor este sacramento central. ¿Por qué nos ponemos de pie? ¿Por qué hacemos la señal de la cruz? Ya conocen mejor qué es el Evangelio, la importancia de rezar juntos, el momento fundamental de la consagración…
Ahora ya sabemos más de la misa; así, al participar los Domingos en ella, la podremos vivir mejor.
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