Todos hemos visto flores en montones de ocasiones. Para que nazca una flor es preciso plantar una semilla, que esta eche raíz, que luego crezca el tallo, y regándola pueda salir la flor… y tras la flor, el fruto.
En el VOLUNTARIADO del pasado sábado 23 de febrero vimos cómo debemos dar una flor a Dios y otra al hermano. Las dos flores son iguales. Unas flores que unidas forman un precioso ramillete.
Fue precioso cuando las personas mayores aceptaban nuestras flores con tanta ilusión, con tanta emoción. También nos enteramos que algunas de estas personas mayores habían fallecido, pero estamos seguros de que ya están junto a Dios en el cielo. Nunca os olvidaremos.
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