¡SAL al mundo con tu LUZ! Así lo recuerda el Concilio Vaticano II en el documento Ad Gentes, 21: «el Evangelio no puede penetrar profundamente en las conciencias, en la vida y en el trabajo del pueblo sin la presencia activa de los seglares».
El nuestro Grupo de Vida pudimos descubrir en la tarde de ayer, lunes 6 de mayo, la riqueza que encierran estos dos símbolos que Jesús utiliza en la predicación del Reino: la sal que da sabor, que desaparece y se nota, que conserva los alimentos, que en abundancia y sin control mata la vida; y la luz que sirve en tanto en cuanto puede iluminar el sendero de otros. No son fines en sí… sino medios para… Esta es nuestra vocación y misión en la Iglesia y en el mundo.
A través de una dinámica sencilla presentaron recetas de cocina muy sugerentes con los ingredientes necesarios (donde no puede faltar la sal) y el modo de preparación (donde muchas veces se olvida la sal o no se da la cantidad exacta a añadir). ¿Cuánta sal? ¿De qué tipo?¿En qué momento?
¡Qué duda cabe de que Jesús es un gran Maestro y que da en el clavo con lo que quiere dar a conocer!
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