El Cielo en la tierra… ¡Comenzamos!

Con la Misa de Familias del pasado domingo, 6 de octubre, dimos comienzo al Curso Pastoral en nuestra Parroquia de San Martín de Porres. Una celebración que contó con la presencia de muchas familias y amigos y que supuso una carga de ilusión para todo el curso que comienza.
 
En esta celebración fueron enviados los catequistas, que realizan esa función tan hermosa y tan bonita de educar a los niños y jóvenes en la experiencia del evangelio. A ellos les debemos mucho y sin duda, como las estrellas, brillan con luz propia.
 
En la homilía, Don Diego, nos habló del valor grande que tienen las pequeñas cosas de cada día, esas que pasan inadvertidas, pero que son fundamentales para construir lo realmente importante. Con motivo de la parábola del grano de mostaza que nos proponía el evangelio del domingo, es preciso seguir sembrando y profundizando para crecer de un modo frondoso. Además, poco a poco, comprendemos mejor el lema del curso: «Atrévete a tocar el Cielo». Las estrellas, que pasan desapercibidas muchas veces, no fueron indiferentes para Abrahán, ni para los Magos… para nosotros seguramente tampoco este curso. Nos comprometimos a ser estrellas para otros.
 
Finalmente, tras la celebración salimos a la calle e hicimos un gran gesto que vamos a recordar siempre llenos de emoción: soltamos unas estrellas al cielo tras leer un pequeño compromiso que llevaremos a la práctica.
 
«La estrella luminosa en la oscuridad de la noche brilla alegrando el corazón. Así nosotros queremos brillar. Brilla la estrella parpadeando en medio de la oscuridad; así quiero ser brillo de Dios allí donde me encuentre. Quiero ser como la estrella fugaz del firmamento que deja una estela de vida, así mi amor quiere alcanzar a todos. En Belén brilló una luz: era la estrella de oriente que guió a los Magos; a Abrahán, Dios le prometió una descendencia como las estrellas del cielo. Sí, quiero ser como una estrella del cielo, dando siempre luz en la oscuridad ara cumplir la misión que Jesús nos encomendó: vosotros sois la luz del mundo. Quiero ser luz de Dios. Amén.»
 
Al final compartimos un ágape juntos y nos deseamos un curso lleno de gracias para todos. ¡Bienvenidos!