¡Tú sí que vales!

¿Cómo te ves? ¿Cómo te ven los demás? ¿Cómo te ve Dios? Cada uno de nosotros valemos, y valemos mucho, no por lo que tenemos sino por aquello que somos. ¡Tú sí que vales!

En el CENÁCULO del pasado viernes 22 de noviembre pudimos darnos cuenta de ello. A través de diferentes dinámicas hemos descubierto que cada uno de nosotros somos importantes; tenemos un montón de dones, de regalos, de cualidades que podemos poner al servicio de los demás. La gracia está en poderlo repartir y compartir.

Dios nos ha creado a imagen y semejanza suya. Ha hecho de nosotros personas únicas e irrepetibles, capaces de dejar huella en el mundo. La huella que cada uno deja siempre es muy personal, no podemos pretender ser otra persona.

Y para ello es muy importante saber elegir y decidir cómo emplear nuestro tiempo, actuar con mucha seguridad en nuestras capacidades, abrirnos a la gracia de Dios y afrontar los retos con entusiasmo sintiéndonos orgullosos de nuestros logros. ¡Qué importante es saber reír, sonreír, gritar, llorar y expresar todo lo que llevamos dentro y, si algo sale mal, saber afrontarlo con una sonrisa.

Valemos por que Dios nos da valía. ¡Vosotros valéis! ¡Os quiero en mi equipo!