¿El final de algo? ¿El principio de todo?

Muchas veces tenemos la sensación de que todo se acaba. Comenzamos un curso y se acaba, o unas vacaciones… el final es irremediable y está siempre ahí.

El final siempre indica nostalgia, angustia, recuerdos, añoranzas del pasado. Pronto finalizaremos un año más y nos meteremos en la andadura de un año nuevo. Pero, ¿qué celebramos? ¿lo que hemos vivido o lo nuevo?

En el CENÁCULO del pasado viernes, 13 de diciembre, pudimos celebrar el fin del año por adelantado para meternos en una año nuevo llenos de alegría por estrenar. Lo nuevo siempre es oportunidad que llega para encontrarnos con Dios y los demás. Aprovechamos estos finales para prepararnos a la gran final, cuando Dios haga nuevas todas las cosas.

¡Feliz año nuevo! ¡Feliz vida nueva de Dios para ti!