Lo nuevo se construye cada día

A la hora de construir siempre es importante sentarse a calcularlo todo: aquello que es preciso y necesario utilizar para llevar a cabo la obra. Construir conlleva tiempo, empleo de recursos. A veces implica quitar lo anterior para poner más solidez en lo siguiente, en lo que sucede después. Construir es costoso, sin embargo, en destruir no se tarda nada.

En el CENÁCULO del pasado viernes 7 de febrero nos pusimos manos a la obra y fuimos conscientes de que estamos llamados a construir algo grande.

Dios también construye. Porque tiene un plan. Y pretende llevar adelante una obra. Esa obra es la salvación. Piensa en un mundo y lo plasma. Y además ve que todo lo que hace es muy bueno… más tarde enviara a su Hijo Jesús. Él también tiene un plan. Su misión es construir un Reino nuevo, que tiene como estado la libertad de sus hijos y como ley el precepto del amor; para llevar adelante este Reino, elige unos colaboradores que están siempre con él y a quienes envía después a predicar. Más tarde enviara a su Espíritu que será el constructor de la Iglesia. Es en ella donde somos necesarios cada uno.

¿Quieres ayudarme a construir la Iglesia? ¿Quieres ser mano que amase y piedra de apoyo? Confía y construye. Confía y sé generoso.