Seguimos elevando nuestras oraciones y pedimos la protección para cada una de vuestras familias, al Señor Sacramentado. Recibimos al Señor Jesucristo, como Rey y Señor de nuestra historia.
En medio de esta cuarentena por la pandemia, Jesús en el Santísimo Sacramento del altar, sale a bendecir a su pueblo, que con su llegada ve una luz de esperanza, en medio de su tribulación. Desde nuestros hogares, en el día de su Divina Misericordia, también le decíamos: «Bendito el que viene en nombre del Señor».
Los creyentes reconocemos que, del Corazón traspasado de Cristo, recibimos, como don, la fuerza para alcanzar la cumbre de nuestro propio ser y de nuestro propio destino. Y nuestro destino está iluminado por la luz de Jesucristo.
El Señor nos permite retornar a su regazo, cuando libremente lo decidamos; y a quienes viven una fe comprometida, que puedan sentirse fortalecidos y sostenidos en Él que es nuestra roca; esa roca desechada por los constructores de una sociedad sin Dios.
Jesús se hace el encontradizo, sale a nuestro encuentro, no porque le amemos demasiado, sino porque el mismo nos mostró su entrega en la cruz y nos amó primero.
Sigámosle abriendo nuestro corazón, no le cerremos nunca la puerta a Jesús. Él quiere habitar en Ti, si así lo quieres. Solo basta un corazón arrepentido y se alegrará con tu regreso, como lo hizo el Padre con el hijo pródigo. 🤲♥️🤲
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