«A tus manos encomiendo mi espíritu»

Seguimos poniendo nuestra vida en las manos de Dios, para que bendiga a sus hijos e hijas, y nos de la alegría de su resurrección: “Dios omnipotente y misericordioso, mira compasivo nuestra aflicción, alivia las fatigas de tus hijos y confirma su fe para que siempre confíen en tu paternal providencia. Aparta de nosotros este mal, sostén a los enfermos y concédeles la salud, consuela a sus familiares y fortalece a los profesionales sanitarios y a todos los que estos días sirven a los demás a riesgo de su salud y vida.»

Además oramos por los difuntos, para quienes pedimos la vida eterna: “Te lo pedimos, te lo suplicamos por intercesión de María porque sabemos que el mal no resiste a su mirada. Santa María, madre nuestra, salud de los enfermos vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.»