En el quinto domingo de Pascua, el evangelio de San Juan nos hablada de tres realidades, con las que Jesús, se identifica: el camino, la verdad y la vida.
Solo se emprende un camino cuando hay una meta que conseguir. Solo hay verdad, si uno es capaz de descubrirla. Solo hay vida, si se renueva cada día. A través de «un puente», de «la biblia» y de un «corazón» palpamos la palabra.
Lo mejor que tenemos los cristianos es que celebramos la fe, que la podemos comunicar y transmitir, y eso es posible porque la vida del Resucitado está presente. Ahora que, poco a poco, nos disponemos a dar los últimos coletazos al tiempo Pascual, pedimos a Dios que pronto podamos reunirnos físicamente en torno a la mesa… porque, » en la casa de mi Padre hay muchas moradas».
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