Durante dos días, 25 y 26 de agosto, hemos tocado las nubes «literalmente». Unos poquitos de la parroquia estuvimos haciendo una acampada por las montañas de Pradoluengo y Santa Cruz del Valle. Escalamos hasta la Cruz de Guirlando, donde disfrutamos de del atardecer, de una contemplación perfecta de las estrellas y un extraordinario amanecer. Ante la cruz estuvimos reflexionando sobre la interioridad, rezando por el final de la pandemia.
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