Altas Cumbres 2020 ¡Para el recuerdo!

Ya hemos regresado de la peregrinación. Ahora con más sosiego disfrutamos de nuevo de cada uno de los días vividos.

Día 7 de septiembre: Liébana

Comenzamos el recorrido de nuestra peregrinación. Hoy visitando los Picos de Europa y haciendo escala en Santo Toribio de Liébana. Aquí hemos venerado el «lignun crucis», la reliquia más grande de la Cruz del Señor. También hemos subido muy alto: hasta el mirador de Santa Catalina; un lugar especialmente sensible donde se toca el cielo y donde se respira aire puro.
Así el corazón crece al entregarse, como el amor se hace grande al expandirse.

Día 8 de septiembre: Covadonga

Continuamos con el segundo día de nuestra peregrinación. Hoy subiendo hasta Covadonga en el día de su festividad y día de Asturias. Engalanado estaba el santuario como en los días de fiesta; gaitas, autoridades, hacían gala de un día importante. En este día, nuestra mirada ha sido a María, la mujer que abre el corazón para decir «sí» y responder con generosidad. Esto es precisamente lo que le hemos pedido, cuando nos hemos acercado hasta su gruta llevándole la ofrenda de una vela.
Tras la Eucaristía, por la tarde, hemos navegado por el río Sella. Lo hemos hecho dándonos cuenta del discurrir de la vida… Gestos bonitos de compañerismo, esfuerzo y ayuda a los que peor lo estaban pasando. Una prueba de que el corazón se hace grande cuando se regala.
Ahora descansamos en Gijón, disfrutando del mar. Hemos paseado por la playa y recogido este día juntos, poniéndolo en las manos de Dios.

Día 9 de septiembre: Finisterre

El tercer día juntos toca ya a su fin. Comenzando en la playa de Gijón hemos seguido nuestra peregrinación exterior e interior por la costa gallega.
Adentrándonos en la costa lucense hemos arribado en la Playa de las Catedrales, en Ribsdeo. Nos hemos sentido anonadados por la belleza de este monumento natural que nos ha hecho cuestionarnos quién crea todo esto, por qué y para qué… evidentemente es Dios, lo crea porque es todopoderoso y nos lo da para cuidarlo, contemplarlo y acercarnos a Él. Así es como el corazón se sorprende y se abonada.
Por la tarde ya llegamos hasta Finisterre: el fin de la tierra y del mundo conocido en otra época. ¡Maravilla! Aquí, en silencio, hemos contemplado… ¿y después se la tierra qué? Pues lo desconocido, lo nuevo, lo inesperado. Ese es el cielo para un cristiano, lo que uno ansía y desea desde lo más hondo del corazón.
Vivir y aprender a vivir. Un lema, un objetivo y una meta para esta peregrinación donde intentamos ver cómo es este CORAZÓN que Dios nos regala.
Hoy hemos llegado a Santiago. Desde muy pronto hemos visto en el horizonte la ciudad, con el gozo de llegar ante el Apóstol. En el Monte del Gozo, en la Eucaristía, hemos experimentado lo cerca que está el Señor de los que lo invocan… y es que, en el camino, la cercanía es un signo y un hecho.
Nuestro corazón se ha alegrado al entrar en la plaza del Obradoiro y poder ver muy de cerca la tumba del Apóstol Santiago. Hemos confesado la fe y nos hemos comprometido a ser testigos. «Tender el Corazón» es ofrecerlo, dotarlo y regalarlo como buena noticia. Eso es lo que aquí hemos aprendido.
Ya por la tarde, piscina y juegos, para estrechar vínculos entre nosotros. También en la velada lo hemos pasado genial. Y así, mañana, retornaremos a nuestras casas llenos de novedad.
¡Esperadnos que llegamos! Tic, tac…

Día 11 de septiembre: Las Médulas y Astorga

Y el último día no podía ser indiferente. Hemos aprendido de «los romanos» que, para sacar oro, había que profundizar bastante… así lo hicieron en Las Médulas: ahondar en el terreno para sacar el tesoro. Y nosotros también: profundizar para llegar al tesoro. Esa es la huella de Dios en nuestro corazón. Un bonito paisaje para una maravillosa enseñanza. También en Astorga nos hemos dejado embelesar por la belleza que sale del corazón humano, ofrecida a Dios.
Hoy, en la Eucaristía, nos hemos sentido interpelados por San Pablo: «corred hasta la meta, para ganar». Nosotros ya hemos triunfado. Ahora a poner en práctica lo vivido estos días. Burgos para nosotros y nosotros para Burgos: «Tiende tu Corazón» y haz que cada día sea una oportunidad para que palpite el cirazón al mismo ritmo que el Suyo.
Una bonita poesía para acabar este día:
Mi pecho es una cajita
que guarda mi corazón
con el que siento alegría,
paz, felicidad y amor.
Si acerco mi mano a él
lo escucho hacer tic-tac,
está bombeando la sangre
que por todo el cuerpo irá.
¡Qué órgano más importante!
¡Qué bonita es su función!
Porque, además de darme la vida,
me hace sentir amor.
Gracias por todos los momentos vividos.