«Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.» Con esta cita del evangelio comenzamos ayer, lunes 5 de octubre, la andadura del GRUPO DE VIDA en este curso tan especial.
De ese arca, sacamos las diferentes experiencias negativas y positivas de la vida, con el fin de poder compartirlas para crecer como grupo en comunión y fraternidad: la cuarentena, el pánico escénico, el nacimiento de mi hermano, la participación en una JMJ… experiencias que resonaron de un modo nuevo.
La parroquia es el rostro de la Iglesia entre sus hijos e hijas. La parroquia es el lugar natural en el que los cristianos podemos vivir y contagiar de una forma privilegiada la comunión, la esperanza, el amor y la fe. La parroquia es diversa, plural. En ella tienen su espacio y su protagonismo todas aquellas personas que lo deseen. La parroquia sigue siendo un lugar de acogida y de renovación.
Como compromiso: llevar en el corazón a uno de los integrantes del grupo, interesarse por él y ayudarle en el seguimiento de Cristo. ¡Un solo corazón y una sola alma!
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