La historia y el testimonio de la conversión de Guillermo Rovirosa es sorprendente. Un día al pasar por una de las nuevas parroquias que hacía edificar Le Corbusier a las afueras de París, tuvo la curiosidad de conocer al cardenal Verdier que estaba haciendo la visita pastoral y predicaba en el interior. Retuvo estas palabras: «de la misma forma que el mejor oculista es aquel que conoce mejor los ojos, así el mejor cristiano es aquel que conoce mejor a Cristo punto entonces me pregunte si yo conocí a Cristo. Mi respuesta fue un no categórico».
¿Conocemos a Cristo? O mejor, ¿tengo experiencia de Él? O mejor aún, ¿ha cambiado mi vida? Esta fue la reflexión que llevamos a cabo en nuestro GRUPO DE VIDA el pasado lunes, 2 de noviembre.
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