Seguimos contagiando vida

No es lo mismo oír que escuchar. «Escuchar» supone poner intención en aquello que se dice y se recibe, y en quién lo dice y por qué lo dice. El pasado domingo de eso iba la Palabra de Dios.
Samuel recibe una llamada. Igualmente Juan y Andrés son llamados por Jesús cuando les dice «venid y veréis» donde vivo y cómo vivo. Y es que la vocación cristiana consiste en seguir a Jesús, buscarle y encontrarle.
Con las limitaciones actuales de aforo pudimos tener la misa. Gracias a Dios, el Espíritu de Jesús hace que no haya fronteras ni barreras, y que no haya obstáculos para que donde estemos podamos seguir siendo ovejas que siguen al cordero. Si «ovejas» porque presentamos en sociedad a nuestras nuevas amigas: las «dos mellizas», que seguramente nos sorprenderán en más de una ocasión.
Venir a misa es seguro. Acudir al templo es necesario para aquellos que queremos seguir abriendo a Dios nuestra vida.
«Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo».