La misión del Mesías

Un domingo más pudimos celebrar la Eucaristía en familia y en comunidad. ¡Cómo nos gusta celebrar y vivir el amor de Jesús!
Veíamos cómo Dios estaba al lado del que sufre e inocente; esos son los predilectos. Jesús, en la sinagoga de Cafarnaún, libra al endemoniado de su posesión. Al principio de su ministerio deja claro cuál es su prioridad: curar, liberar y luchar por la felicidad del hombre.
La misión del Mesías es precisamente esta: curar las heridas, sanar los corazones desgarrados y hacer que todos renueven la alegría. Y así lo hemos hecho: unas tiritas cicatrizaron las heridas, un pañuelo de papel seco las lágrimas y una nariz de payaso nos hizo reír y sonreír.
Al final de la misa pudimos bailar juntos alabando al Señor.