Un domingo más nos congregamos para celebrar la misa. Dios siempre sale al paso de quien le busca con corazón sincero.
Tras la lectura de la Palabra de Dios, don Diego nos habló del sufrimiento, como un duro golpe que nos hace ponernos de nuevo ante los interrogantes más profundos del hombre. Nadie queremos sufrir, pero llega y nos deja muy tristes.
Job, desde la paciencia, nos enseñaba a tener fe en que Dios es la única respuesta. Más aún, Jesús nos enseña, curando a la suegra de Pedro, que las palabras son importantes, pero más la actitud de acogida: se acerca a ella y la toma de la mano.
Nuestros niños lo entendieron enseguida. No basta con que el sufrimiento llegue, también a veces hay que salir a buscar a los que sufren y brindarles nuestra cercanía.
«Tender el Corazón» es acoger a todos.
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