Un domingo más la Eucaristía fue el momento que nos unió a toda la comunidad. Ya con una presencia mayor en el templo, pudimos recordar que Dios hace una alianza de fidelidad y amor con su pueblo, como en el caso de Noé. El arco en el cielo era la señal de que ya no enviaría el diluvio sobre la tierra.
En el primer Domingo de Cuaresma, cada año la liturgia nos pone como evangelio el relato de las tentaciones: Jesús siendo tentado en el desierto por el diablo. Una cuerda nos ayudó a descubrir lo que hace el pecado: nos ata, nos anuda, nos va empequeñeciendo… pero la gracia de Dios nos deja sueltos, sin nudos.
Cuaresma es el tiempo para que Dios lo sea todo en nuestra vida. ¡Dejemos todo en sus manos!
Debe estar conectado para enviar un comentario.