Un solo rebaño y un solo Pastor. En el domingo del «Buen Pastor» pudimos observar de Jesús tres acciones suyas: nos conoce por el nombre, da la vida por nosotros, sale a buscar a quien no está en el redil.
Nos puede ocurrir que nos acostumbremos a estar en el redil, a tirar sin ningún aliciente… ovejas así no dan vida y tampoco suscitan el interés de nadie. Sin embargo, unas ovejas llenas de vida, de color, de fortaleza y vigor, atraen y suscitan la sorpresa.
El peligro del rebaño es la monotonía de cada día, acostumbrarse a vivir sin la novedad, no dar sentido nuevo a nada.
Ayúdanos, Jesús, a ser ovejas del divino redil, donde tu figura suscite siempre atracción continua.
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