Siempre hay que encontrar motivos para la esperanza. El pasado domingo escuchábamos en el evangelio de Jesús: «Yo soy la Vid; vosotros los sarmientos». Jesús nos invitaba a estar injertados a su misma vida resucitada.
Una pequeña pila fue quien guió nuestra reflexión. La pila si no da su energía no sirve de nada. Para eso ha de ser recargada y, aunque se vaya gastando, genera dinamismo. Podar la planta no es sinónimo de hacerla más pequeña, es pensar que un día sea más fuerte y mejor.
«Sin mí no podéis hacer nada».
Debe estar conectado para enviar un comentario.