Hemos dado comienzo a las actividades propias de la Catequesis en nuestra Parroquia de San Martín de Porres. Han sido unos días preciosos de reencuentro y fiesta en la que Jesús ha salido al encuentro de muchos modos y nos ha sorprendido. Este curso el Señor nos ha bendecido con un montonazo de niños, jóvenes y familias ilusionadas e ilusionantes.
Tanto el pasado domingo, como el lunes (en los diferentes horarios) comenzamos juntos con una dinámica de presentación. Don Diego se disfrazó de «reloj» y caímos en la cuenta de cómo el tiempo marca el ritmo de nuestra vida: horarios, citas, quedadas… El reloj es un signo. Sin embargo, en la esfera de Dios «nunca es tarde».
Ejemplos los tenemos en el evangelio. Recordamos el caso de Zaqueo: él, en un momento de su vida, se encuentra con Jesús y hace todo lo posible y lo imposible (subirse a un árbol) porque quería ver a Jesús; Jesús se fija en él y le pide que le abra las puertas de su casa. O el caso del apóstol Juan: se acuerda que eran las cuatro de la tarde cuando se encontró con Jesús. Y no digamos nada del buen ladrón: en el momento final se da cuenta de su error y le pide perdón a Jesús por todo. Cada uno tenemos nuestro momento y nuestra historia. También encendimos el cirio pascual, que representa a Jesús resucitado, repartimos las pulseras de este curso y bailamos la canción «Nunca es tarde».
Asimismo, el domingo asistimos a la Misa de las Familias en la que pudimos hacer el envío de nuestros Catequistas. Tenemos un grupo grande de Catequistas, bien formado y con una trayectoria personal y espiritual asentada; gracias a su disponibilidad es posible también que la fe se siga propagando. A los nuevos y a los que llevan más tiempo les deseamos lo mejor para este nuevo curso. Finalmente, ya en la calle hicimos un gesto precioso: soltar globos al aire con cada una de las horas y recordando cómo y porqué ese número es importante para los cristianos.
¡Bienvenidos a tod@s!
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