Como el hogar de una gran familia

«¡Queremos que hagas lo que te vamos a pedir!» Esta fue la demanda de los Zebedeos a Jesús el domingo pasado. «Queremos, exigimos, haznos…» son palabras que manifiestan la ambición del corazón humano apegado al poder y al poseer. Sin embargo, Jesús, desde la experiencia de su vida, les pregunta: «¿Sois capaces de entregar la vida?»

La cuestión es si estaban o no dispuestos para el servicio. Nosotros en la parroquia lo hemos vivido a lo grande. El templo se nos quedaba pequeño ante la cantidad de familias reunidas. Y en el centro sillas, de todos los tipos, unas más económicas y otras menos, unas más cómodas y otras menos, ¿dónde sentarse?

La decisión es nuestra. Pero Jesús nos indica el camino. Él no ha venido a conquistar el primer estrato del pódium; Él ha venido para mostrarnos que lo importante es subir poco a poco, conocerle más, y aprender de él.

Un gesto precioso fue el de alzar las manos en el padrenuestro y ponernos todos ante Dios para que Él nos muestre el camino.

¡Nunca es tarde! ¡Sigamos construyendo la familia!