Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.
En el tercer domingo de Adviento, hemos ido metiendo en la mochila lo peor de nuestra vida… Lo peor de nuestra vida nos desanima y nos quita la esperanza, con lo peor nos «dan ganas de tirarlo todo por la borda». Pero también hay posibilidad «de meter lo bueno y lo mejor», eso siempre nos llena de ilusión.
Y un cristiano nunca puede desechar la posibilidad de meter al Niño Jesús en la mochila, en el corazón, en el interior.
¡Estad alegre en el Señor, os lo repito, estad alegres!















Debe estar conectado para enviar un comentario.