En el IV Domingo de Adviento nos reunimos para bendecir las imágenes del Niño Jesús que ponemos en los belenes de nuestras casas.
Sabemos que todo lo que rodea a las fiestas de Navidad es muy bonito pero carecería de sentido si no le damos el auténtico sentido por el que se celebran: el nacimiento de Jesús.
Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestros hogares el pesebre con la imagen del niño Jesús; vamos a dejar que entre en nuestros corazones. Vamos a dar un paso de confianza y mirar al presente y al futuro con ojos de esperanza, vamos a decir que «sí» a Dios. Dejemos atrás los miedos. Que no nos paralicen los temores. Reza, sueña, arriesga, no cierres tus puertas, abre tu vida, sal al mundo, ve a los más pobres… atrévete… ¡En familia!













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