«¡Qué hermosos son los pies del mensajero que anuncia la paz!», dice el profeta Isaías. Otro día más nos pusimos delante del Señor, como familia que comparte y vive unida.
Pudimos reflexionar sobre cómo utilizamos los pies; dan estabilidad, seguridad, dinamismo, nos ponen en movimiento… Pudimos dialogar sobre cómo aparecen los pies en la Escritura, aludiendo a diversos pasajes… Al final nos dimos cuenta que «nuestros pies» son la parte más fuerte y más débil al mismo tiempo.
Delante del Señor dejamos que Él nos lavara los pies, que pasará cerca de nosotros, a nuestro lado, para sanarnos por fuera y por dentro.
¡Ven, Señor, ayúdanos a seguir caminando juntos!





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