«¡Juntos somos mejores!»

Comenzamos a caminar como familia, compartiendo momentos mágicos de ilusión con otros. Hay que echar a andar reconociendo que Dios nos llama. La vocación de los apóstoles, Andrés y Pedro, y de los hermanos, Juan y Santiago, fue una suerte; suerte que Jesús se fijara en ellos para convertirlos en apóstoles.

Nosotros hemos querido trabajar sobre la suerte y la desgracia. La suerte nos habla de ser afortunados, de ser premiados y reconocidos. La suerte parece que favorece a los que la tienen y la desgracia afecta a los que no la tienen. Dios piensa en nosotros. De una forma parecida, pero diversa, también Él pone su mirada en cada uno. Tiene un proyecto para cada uno y en comunidad. Por eso elige, llama y capacita.

¡Suerte en esta vida que nos ha tocado! Queremos que otros también conozcan esta suerte… A la misión con nuestra vida. ¡Juntos somos mejores!

Anuncio publicitario