Sentirse acompañado siempre es maravilloso; sentir que otros están y esperan que estés. Esa es una de las mejores actitudes para sentirnos más y mejores amigos de Jesús. Este domingo acercándonos a Él con humildad.
Con ocasión de la parábola del publicano y el fariseo en el templo, hemos visto que la sencillez es el camino para llegar a Dios. El fariseo presume y se engríe, mira por encima del hombro; hace balance de lo que ha hecho y de lo que no ha hecho, como si Dios estuviera en deuda con él. El publicano baja la cabeza y reconoce que no ha obrado del todo bien.
La ley de los signos nos ayudó a entender cómo hemos de acudir ante el Señor: más (+) por más (+), siempre es más (+); menos (-) por más (+), es menos (-). Más (+) por menos (-), también es menos (-); sin embargo, menos (-) por menos (-), sorprendentemente es más (+).
¡Así entendemos mejor! El que se hace pequeño y sencillo, es más grande a los ojos de Dios. ¡Bonita lección!












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